martes, 27 de enero de 2015

ULA potencia académica

Universidad de Stanford, California
Por: Orlando Albornoz,
Universidad Central de Venezuela.

La Universidad de los Andes (ULA) (Venezuela) es una universidad de investigación, según las informaciones del número de investigadores calificados por las agencias venezolanas y así lo corrobora su ubicación en los rankings de universidades, como la primera universidad del país. 

Produce conocimientos pero no patentes. Sin embargo, tiene un núcleo importante de mentes privilegiadas, como se dice en lenguaje internacional.

La ULA está a mucha distancia de ser calificada como una universidad de primera, en el ámbito internacional. En el mundo hay unas 21.000 universidades, de las cuales unas 400 son de excelencia y unas 40 en la categoría de lo que se llaman las World Class Universities. Repartidas en el mundo desarrollado son el orgullo de la academia internacional. Ninguna es del área de América Latina y el Caribe.



Las universidades de esta región tampoco están presentes en la lista de las 400 universidades de excelencia, sino por excepción. Casi todas siguen el patrón contemporáneo del capitalismo académico [Slaughter, Sheila; Leslie, Larry L. (1997) Academic Capitalism: Politics, Policies, and the Entrepreneurial University y se alejan en forma proporcional del fantasma del populismo académico: Orlando Albornoz (2005) Academic populism].

Solo 4 de las 400 son latinoamericanas la primera es colombiana, la Universidad de los Andes (Bogotá, Colombia), una institución de financiamiento privado pero de función pública –como debe ser- que ha progresado en las últimas dos décadas pues entró en el juego académico internacional de los networks y tiene varios proyectos de calidad en este espacio internacional. De las 50 mejores universidades latinoamericanas solo dos son venezolanas la ULA y la UCV, con la USB cercana en rango.

¿Podría Venezuela tener una universidad de categoría mundial? Creo que no. Pero si se acataran varias medidas estratégicas la ULA pudiera hacer un esfuerzo y ubicarse entre las primera 400 para el año 2030, pero tendría que comenzar ayer. Para ello necesita entenderse que la ULA tiene el espacio, la voluntad de sus miembros, pero carece de entorno industrial y carece del apoyo del gobierno nacional, empeñado -como parece- en diluir aun más lo que es la universidad. Sé cómo elaborar una estrategias de este tipo, desde el mundo electrónico (ESPACI –Espacio Académico Integrado; sé cómo gestionar fondos internacionales y cómo organizar los proyectos vía networking y sé cómo entrenar investigadores de primer nivel, estrategias que han sido probadas en mi condición de consultor en la materia, en países como México y Turquía, para mencionar dos ejemplos, de países en transición hacia la modernización como tales).

Otros colegas y expertos también lo saben; pienso en investigadores como Yajaira Freites, del IVIC, Carmen García Guadilla, del CENDES, y Ma. Cristina Parra, de LUZ y así sucesivamente. Sin el apoyo del Estado poco es posible, contra el Estado menos. Los Estados Unidos de América, Corea del Sur y en general los proyectos de desarrollo académico exitosos han sido la consecuencia de la iniciativa del Estado y la cooperación del sector privado. Cuando el Estado se convierte en monopolio en la materia de las universidades se crean modelos cerrados de universidad, decadentes, como ha ocurrido en Cuba y en Corea del Norte y ahora en Rusia.

En Venezuela, para citar el lugar común del famoso gocho ocurre que “ni lo uno ni lo otro sino todo lo contrario”, ni modelo cerrado, menos uno abierto. Así, sigue Venezuela expandiendo el papel del Estado pero solo en el área de la política y la ideología y mostrando al mundo cómo se puede abandonar y diluir un proyecto académico de modernización, de modo que el enorme potencial de la ULA no solo no tiene opciones de ser una World Class University sino que si los vientos de sotavento ayudan será para el año 2030 una institución académica mediocre, como son algunas universidades del mapa académico nacional, que no menciono, por pura, llana y simple piedad académica.

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